Con la creciente expansión de las tecnologías inmersivas como el 360° y la realidad aumentada, ha cambiado la forma de mirar del espectador, quien ahora se ve totalmente sumergido en las historias que contempla, como si fuera un protagonista más, con una mirada subjetiva. Esto ha impulsado un importante replanteamiento en la manera como las historias se conciben y se capturan, desde una visión mucho más íntima, que permite que el espectador forme parte.
Las nuevas capacidades tecnológicas han hecho que la narrativa del documental cambie, puesto que ahora se pueden imaginar de forma que el espectador no sea solo un testigo externo, sino que viva la historia en primera persona. De este modo se consigue una mayor identificación con el que se quiere explicar, el cual abre oportunidades a nuevos caminos de concienciación y sugerencia hacia el espectador.
El mundo del documental se ha abocado a las posibilidades de las tecnologías inmersivas para conseguir una mayor empatía en causas humanitarias, para mostrar puntos de vista innovadores, nunca representados antes, para explicar historias en primera persona.